El pastor luterano Martin Niemöller, preso en el campo de concentración de Dachau durante siete años, es hoy símbolo de la culpa asumida por la iglesia ante el nazismo. Visitado como lugar de memoria, Dachau conserva la celda donde fue encerrado, en un recorrido que invita a reflexionar sobre la complicidad, el silencio y la justicia.