La tragedia golpeó con fuerza a Texas el pasado 5 de julio cuando una inundación repentina arrasó con el Camp Mystic, un tradicional campamento cristiano para niñas ubicado en la localidad de Hunt, a orillas del río Guadalupe. Hasta el momento, se contabilizan al menos 81 fallecidos —entre ellos 28 niños— y cientos de personas siguen desaparecidas. Entre ellas, 11 niñas que participaban del campamento continúan siendo intensamente buscadas por equipos de rescate y voluntarios.
Durante la madrugada del viernes, una tormenta intensa desató el desborde del río, cuya crecida alcanzó la altura de un edificio de dos pisos en apenas minutos. En ese momento, más de 750 menores se encontraban en el predio. Testimonios de padres y sobrevivientes relatan escenas de desesperación, pero también de heroísmo: monitoras y rescatistas actuaron rápidamente para salvar la vida de decenas de niñas, muchas de las cuales fueron evacuadas en helicóptero o a través de puentes improvisados.
Elinor Lester, una campista de 13 años, recordó entre lágrimas cómo se despertó por la tormenta y fue evacuada mientras el agua le rodeaba las piernas. “Fue realmente aterrador”, relató. Las imágenes del lugar muestran autos incrustados en árboles, viviendas destruidas y escombros esparcidos por toda la ribera.
Camp Mystic fue fundado hace casi un siglo con la misión de ofrecer a las niñas un entorno cristiano de formación espiritual y crecimiento personal. Hoy, ese espacio se convirtió en el epicentro de uno de los desastres naturales más devastadores en la historia reciente de Hill Country.
El gobernador Greg Abbott calificó la situación como “una catástrofe extraordinaria” y aseguró que el estado mantendrá sus esfuerzos de rescate y reconstrucción en coordinación con las autoridades locales y las iglesias. “Necesitamos a Dios, pero también una respuesta contundente”, afirmó.
Mientras continúan las labores de búsqueda y rescate, líderes religiosos de todo el estado llaman a la oración por las familias afectadas, especialmente por las niñas que aún permanecen desaparecidas. La esperanza se mantiene viva en medio del luto y la devastación.
