El Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia (C.Iber) dio inicio en Montevideo el 18 de junio, marcando el comienzo de un encuentro que trasciende lo político y social para convertirse en un auténtico movimiento provida y profamilia en Iberoamérica. El evento reúne a diputados, senadores, activistas, comunicadores y líderes juveniles de fe cristiana provenientes de distintos países de Latinoamérica y España.
La apertura oficial tuvo lugar en el Palacio Legislativo de Uruguay, con la Cumbre Legislativa y el encuentro de la Unión Iberoamericana de Parlamentarios Cristianos (UIPC), bajo el lema: “Esto no es solo un evento, es un movimiento”. En sus palabras, el diputado uruguayo Álvaro Dastugue destacó la importancia de defender los valores tradicionales y las libertades fundamentales.
Durante la jornada, diversos legisladores expresaron su compromiso con la defensa de la vida y la familia. La senadora mexicana Tabita Ortiz enfatizó la importancia de mantenerse firmes en las convicciones pese a las presiones políticas, mientras que el vicepresidente del Congreso de Guatemala, César Amézquita, resaltó el desafío de la unidad para legislar no solo por la familia, sino también por los más necesitados.
Por su parte, la diputada panameña Lilia Batista subrayó que la identidad nacional de Panamá está profundamente ligada al cristianismo y recordó las leyes y programas vigentes en su país para proteger la infancia y combatir la explotación sexual. La dominicana Mirna López advirtió sobre el uso ideológico que a veces se da a conceptos como inclusión y libertad, resaltando la necesidad de centrarse en las personas más que en las ideologías.
Desde Perú, la congresista Milagros Aguayo compartió la experiencia de haber promovido más de cien leyes en defensa de la familia y los sectores vulnerables. A su vez, Yuzaida Marín, presidenta de la Comisión de Mujer, Juventud, Niñez y Familia de Panamá, alertó sobre las consecuencias del debilitamiento de la familia para el desarrollo humano.
El presidente del C.Iber, Aarón Lara, propuso la creación de Institutos de la Familia y Asociaciones de Padres de Familia en cada país, además de Observatorios de la Familia gestionados por los propios padres, con el fin de garantizar una “Perspectiva de Familia” en la legislación nacional.
La jornada concluyó con una Cena de Gala en la que se ofrecieron mensajes de aliento y fe, destacando el espíritu de unidad y compromiso que caracteriza a este movimiento provida y profamilia, que busca influir positivamente en las sociedades iberoamericanas desde una cosmovisión cristiana.