La violencia golpea nuevamente a Guayaquil. En la madrugada del miércoles 3 de septiembre, sicarios armados irrumpieron en una vivienda de la ciudadela Rotaria, en el distrito Nueva Prosperina, y asesinaron a una familia evangélica compuesta por un hombre de 66 años, su esposa de 63 y su hijo de 28. Incluso la mascota de la familia fue abatida.
Según informó Roberto Pastor, jefe de Policía del distrito, más de cinco atacantes a bordo de motocicletas participaron en la incursión. Los vecinos relataron que los disparos contra la fachada despertaron al barrio, pero los asesinos ingresaron directamente a ejecutar a las víctimas.
Este crimen guarda inquietantes coincidencias con otro ocurrido apenas cinco días antes en la cercana zona de Flor de Bastión, donde una pareja y su hija fueron asesinados en su hogar, también durante la madrugada. En ambos casos, las viviendas tenían en sus fachadas carteles con mensajes bíblicos, entre ellos pasajes de Isaías y Salmos, así como la frase “La sangre de Cristo tiene poder”.
El Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado reporta que en el primer semestre de 2025 se registraron 4.619 homicidios, la cifra más alta en la historia reciente del país. Nueva Prosperina es actualmente el distrito más violento de Guayaquil, marcado por la presencia de grupos armados y el cobro de extorsiones conocidas como “vacunas”.
Aunque la Policía aún no confirma el móvil de la masacre en Rotaria, en Flor de Bastión trascendió que la familia asesinada enfrentaba exigencias de hasta 50.000 dólares. Varias viviendas en la zona han sido abandonadas por temor a la violencia y a las presiones de las bandas criminales.
La repetición de ataques contra familias evangélicas ha encendido las alarmas en Guayaquil, donde la población vive con creciente miedo a la escalada de masacres en sus barrios.
