La Iglesia de Gales escribió un capítulo histórico con la elección de Cherry Vann, obispa de Monmouth, como nueva arzobispo. A los 66 años, Vann se convierte en la primera mujer en alcanzar este cargo en todo el Reino Unido, y también en la primera líder LGBTQ+ en encabezar una provincia anglicana británica. La decisión fue tomada tras dos días de deliberaciones por un colegio electoral de clérigos y laicos reunidos en la iglesia de St. Pierre, cerca de Chepstow.
Vann mantiene una unión civil con su pareja —práctica permitida por la Iglesia de Gales aunque el matrimonio igualitario no esté habilitado— y es patrocinadora de la Open Table Network, una comunidad cristiana ecuménica inclusiva hacia personas LGBTQ+. Su designación generará reacciones a nivel global, especialmente en regiones conservadoras del anglicanismo africano, que se oponen al reconocimiento de parejas del mismo sexo.
En los últimos años, la Iglesia Anglicana ha estado envuelta en fuertes tensiones internas por estas temáticas. En 2021, la Iglesia de Inglaterra aprobó bendiciones litúrgicas para uniones entre personas del mismo sexo —aunque sin reconocer el matrimonio— y actualmente evalúa si extender la medida o permitir formalmente estos casamientos.
Este nombramiento coincide con un contexto institucional delicado. El arzobispo de Canterbury, máxima autoridad anglicana, está vacante tras la renuncia de Justin Welby en 2024, en medio de críticas por su gestión ante escándalos de abuso. En paralelo, el saliente arzobispo de Gales, Andy John, renunció recientemente tras reconocerse irregularidades en la catedral de Bangor bajo su liderazgo.
Con este giro, la Iglesia de Gales da un paso firme hacia una mayor apertura, aunque la controversia global dentro del anglicanismo está lejos de resolverse.
